El transporte intermodal, que combina diferentes medios como el ferrocarril y el camión, ha emergido como una solución clave frente a los crecientes costos logísticos. En México, esta modalidad está en auge debido a su capacidad para mover grandes volúmenes de mercancía de manera más eficiente y a menor costo, especialmente en rutas nacionales y transfronterizas.
Empresas del sector automotriz, manufacturero y agrícola han comenzado a utilizar intermodalidad para reducir los costos de transporte de largo alcance, especialmente donde el transporte por carretera enfrenta aumentos significativos en precios de combustible y problemas de seguridad. Esta entrada analiza cómo las empresas pueden implementar esta estrategia para optimizar sus operaciones y mejorar su competitividad
La intermodalidad también ofrece una mayor seguridad en comparación con el transporte exclusivamente por carretera, ya que permite evitar rutas vulnerables a robos o bloqueos. Al emplear el ferrocarril para trayectos largos, las empresas pueden reducir riesgos y mantener sus entregas dentro de plazos predecibles. Además, esta modalidad es más amigable con el medio ambiente, crucial para empresas que buscan cumplir con estándares de sostenibilidad.
Adoptar la intermodalidad requiere una planificación logística precisa y alianzas con operadores ferroviarios y de transporte terrestre. Las empresas deben invertir en infraestructura adecuada, como terminales intermodales y sistemas de gestión avanzada, para maximizar los beneficios. El uso estratégico de la intermodalidad reduce costos y mejora la resiliencia de la cadena de suministro frente a fluctuaciones del mercado.
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